Seguía caminando, el peso de su espada rota ya se hacia apenas soportable, pero era un dolor que casi no sentía. algo lo impulsaba a continuar avanzando. aunque mas se parecia una resignación a una esperanza.
sus huellas ensangrentadas marcaban la inmaculada aridez de la tierra desde mucho antes de lo que podia recordar y el viento incesante quemaba sus heridas que ya parecían no querer cerrar.
sintió un golpe en la espalda (si es que a eso aún se le podia llamar sentir), se desplomó sobre sus rodillas y luego calló.
las nubes se quebraron en el horizonte. marcando en el sol la silueta del hombre caido, su espada clavada en la tierra seca y el arbol marchito a lo lejos.
Saturday, September 16, 2006
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